CHECKPOINT: “ya sé”

We are all just walking each other home.

Llevo tiempo un poco harto de explicarme, sin embargo, aquí estoy.

Quizás porque la constante sigue. Aquella cuya presencia noto en cada falta que cometo, en cada cripticismo innecesario, y en todo aspecto de mi vida que es tanto indeseable como prevenible. Se resume a una frase – “ya sé”.

Es lo que respondes a cuando te señalan un grano en la nariz. Viene de una conciencia plena, clarísima, dolorosa solo en la medida que le autorices, y no me puedo deshacer de ella. No dadas las circunstancias, no sabiendo lo que sé… entonces, la usaré como combustible para encontrar la voz de este artículo. 

No vengo a centrar esto en mis granos, ni en ningún defecto que me atormente – para pesadez emocional sin orden, ya tienen suficiente allá afuera. Hoy, quiero dejar una verdad sobre la mesa y dejar que su peso hile lo demás. Va así: 

Saber no equivale a entender. Tampoco a paz, ni a claridad, ni a acción. Muuuuuuchísimo menos a potencia.

Se espera mucho del que sabe. A veces con justa razón, pero casi siempre desde el entendido incorrecto. Desde una interpretación excesivamente literal de aquel viejo dicho – “el conocimiento es poder”. El mundo nos condiciona para asociar inteligencia con práctica, así previniendonos de ver la distancia entre tales conceptos. 

Seguro. Podría decirse que ambas nociones “se notan” desde lugares opuestos, como dos pedazos de tierra separados por un abismo. Aún así, no existe algo parecido a un puente universal entre ellas, y eso sugiere que quién desee llegar al otro lado, habrá de construir uno acorde a sus circunstancias. 

Llevo mucho tiempo consciente, algo construyendo, y muy poco avanzando. La vida es caótica… aunque la inspiración llega, el tiempo tiene su manera de revelarte cosas, o incluso de tumbarte algunas. Mi “ya sé” lleva sintiéndose como un “ya sé, pero no sé” desde que vi mi futuro con relativa claridad, hace más de seis meses. 

No espero alguna vez eliminar el “no sé”, porque es uno de los fundamentos de la verdadera inteligencia. Sin embargo, la incertidumbre cada vez paraliza menos, y la certeza pesa más. No como algo a atender con urgencia, pues aún da para escribir sobre ella, pero si como algo inevitable.  Por eso, a pesar de mi hartazgo, sigo aquí. Más pragmático, menos dudoso, pero explicándome en vez de actuar.

¿Saben qué es lo más curioso? No me siento mal. Tal vez el conocimiento no es poder, pero sí libertad. Porque no soy un turista asustado ante el vacío que ve, solo soy alguien con un puente incompleto entre manos. Su cruce sucederá igual que la ejecución de cualquier verdad: decidida, comprometida, e intencionalmente.

Suerte con sus puentes, ciao