Una de mis primeras “grandes revelaciones” fue el descubrir que todo el conocimiento humano está conectado.
Guiado por ejemplos de personajes como Da Vinci, he conjeturado que el primer paso para hacerle justicia a nuestro verdadero potencial siempre estará en mirar más allá del horizonte proporcionado por nuestro campo de estudio inmediato.
Si bien continúo aprendiendo, creo comprender esto lo suficiente como para que se vea claramente reflejado en mi trabajo – e incluso en mi manera de pensar.