Humanidad. Caótica, impredecible, vulnerable humanidad.
¿Cómo no querer maquillarla? Para mí, la poker face es de cajón, incluso cuando resultaría mejor pausar su a veces innecesario mantenimiento. Parezco hacerlo de a poco, agrietando la máscara a propósito. Así, termino mostrándome sin descuidar mi bravado, casi “sin querer” – aunque poco hablo de la intensa deliberación tras cada grieta. Poco reconozco la inversión emocional presente en mis silencios.
Asfixiado por la rutina de vacaciones, he gravitado hacia el pasado cercano. Hacia reconocer mis hitos de apertura, pero también dimensionar la abrumante cantidad de cosas que no he sido. Supongo que los arquetipos nunca me han bastado… siempre fui demasiado complejo para los “visibles”, y muy blofero para los “tranquilos”. Eso condicionó al Ramón prepo: un tipo medio chistoso, aceptado, pero atrapado en su cabeza e indispuesto a ofrendar al jet set que tanto veneraban sus pares.
En fin, adorables los 17 años. Vea los defectos del entorno materializados en daddy issues vestidos de Armani Exchange, o en vacuidad adornada por conciencia social, lo cierto es que mi rechazo no hará que desaparezcan. Comprender eso hizo de 2024 un periodo para arriesgar un poco al caminar la línea entre el orden y el caos, sin buscar nada aparte de nuevos contrastes. Hice presencia, compartí, y me tragué mis reservas, hasta que la aventura comenzó a nutrirse de humanidad. El caos comenzó a invadir al orden, if you may.
Hoy, habiendo atendido a mi manera los llamados de la vida a soltar, continúo sin ser muchas cosas. Por cada ventaja material, tengo una limitación emocional. Claro me ha quedado por las veces en las que callé cuando debí de hablar, así como por reconocer que muchas veces no tengo control sobre si dejo ir el control.
Por otra parte, tener claridad mantiene unidos trascendencia y pragmatismo en mis acciones, lo cuál me es un gran motivo de orgullo. Constatar lo que falta sólo sirve para definir qué quiero… no para frustrarme, ni para planificar obsesivamente. Obtener cosas más allá de lo material implica invitar un poco de caos de vez en cuando, usualmente en la forma de personas que te recuerden que no estás tan solo.
Si algo me llevé de todas mis experiencias recientes, es que la gente es un vehículo importantísimo para llegar a ser más. Aunque no sepa quienes encarnan esa verdad en mi vida, estoy dispuestísimo a averiguarlo, tome el tiempo que tome. Por lo pronto, me quedo con un par de bocetos agradables, y escasos lazos de posibilidad.
-R